Esquema de la admiratio es común: el varón va hacia la dama, toma la iniciativa explícita, canta a su musa. En El cuarto mundo (1988) Diamela Eltit intenta romper este esquema. Obviamente no con un propósito meramente frívolo, sino con uno comprometido en disputar el objetivo (la objetividad) al poder del varón; es decir, a cuestionar la concepción del mundo que refleja el tradicional arte de amar. Discurso nuevo el de Eltit que adopta -para luego subvertirlo- el típico locus de enunciación asignado a la mujer en una sociedad patriarcal:
"es al interior de la familia en la que la mujer opera como oralidad, como murmullo para transmitir la ley institucional en un procedimiento ritual y ritualizante de roles y donde es posible vislumbrar el modo concreto en que la cultura administra los cuerpos y los roles de los cuerpos, con la misma elocuencia que propicia otras formas de circulación" (Eltit 1990: 2).
Manual sentimental, entonces, que posee una taxonomía y un lenguaje con el cual se seduce y educa "al otro" (en este caso el varón), pero que también carga de "perversidad" la propia novela. Lenguaje sensorial, corporal, emotivo, que sigue sus propios instintos y tiene en la poesía su arma mejor: "Por primera vez debíamos hablar en forma clara y solamente emocional" (1988: 69)
El cuarto mundo se plantea como la historia de dos clases de parejas que ilustran, probablemente, el desenvolvimiento de todas las demás. El pasaje clave -justo al final de la primera parte- es aquel de las consecuencias que tiene el adulterio en la madre de los mellizos; allí esta mujer en soledad -lejos de la comprensión del marido y de la presencia del amante- es asistida por el mito y se le invita a percatarse (como Edipo) de una profunda verdad:
"Se creyó acompañada por la voz desgarradora y atómica de una mujer negra que le abría las piernas para llevarla al final, en un himno marginal y solemne […] Entendió que el placer era una combinatoria de afinidad de desperdicios y excedentes evacuados por el desamparo del mundo; entonces, pudo honrar a los desposeídos de la tierra, gestantes del vicio, culpables del crimen, actuantes de la lujuria" (1988: 77-8).
Entrevista a Diamela Eltit http://www.letrasdechile.cl/Joomla/index.php/entrevistas/222-222
Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda
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