martes, 10 de noviembre de 2015

Las Yeguas del Apocalipsis



En 1987, junto a Francisco Casas, poeta, artista y por entonces estudiante de literatura, fundaron el dúo artístico Las Yeguas del Apocalipsis, cuyo nombre alude a los Jinetes del Apocalipsis del Nuevo Testamento. Este dúo de corte performático se caracterizó por sabotear lanzamientos de libros y exposiciones de arte, apareciéndose de manera sorpresiva y provocadora, instalándose en el país como un fenómeno de la contracultura. 

La primera intervención de Las Yeguas del Apocalipsis fue la tarde del sábado 22 de octubre de 1988, durante la segunda entrega del Premio Pablo Neruda, al poeta Raúl Zurita en La Chascona. En medio de la ceremonia, Lemebel y Casas aparecieron ofreciendo a Zurita una corona de espinas, que no fue aceptada por el poeta. Al año siguiente aparecieron en el Teatro Cariola, durante un encuentro de intelectuales con el candidato presidencial Patricio Aylwin, que al año siguiente saldría elegido el primer presidente de Chile luego de la restauración de la democracia y el término de la dictadura militar. En dicha ocasión, pese a no haber sido invitados, subieron al escenario con tacones y plumas, alzando un lienzo que decía «Homosexuales por el cambio». Bajando del escenario, además, Francisco Casas se precipitó sobre el entonces candidato a senador y futuro presidente de Chile Ricardo Lagos, dándole un beso en la boca.





Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda

Manifiestación de las yeguas : Lo que el SIDA se llevó




Nuestras Queridas Yeguas anunciando el Apocalipsis:

A finales de los 80, Francisco Casas y Pedro Lemebel se hacían llamar las Yeguas del Apocalipsis y eran el terror de los lanzamientos de libros y exposiciones, donde irrumpían con acciones artísticas mostrando sin pudor su condición homosexual.


Lo que el SIDA se llevó: Yeguas del Apocalipsis / Francisco Casas y Pedro Lemebel, 'Lo que el SIDA se llevó,' 1989, D21 Proyectos de Arte


Lo que el SIDA se llevó: Yeguas del Apocalipsis / Francisco Casas y Pedro Lemebel, 'Lo que el SIDA se llevó,' 1989, D21 Proyectos de Arte

Las performance realizadas por ellos en aquel entonces fueron inmortalizadas por el fotógrafo Mario Vivado




Camila H. Castro - Sofìa Sepulveda

martes, 27 de octubre de 2015

Sobre la Novela: El Lugar Sin Limites


El lugar sin límites: El oscuro escondite de José Donoso

Esta novela nos presenta a la Manuela, un travesti que vive junto a su hija, la Japonesita, en el prostíbulo de un pequeño pueblo llamado El Olivo.

El lugar sin límites es publicada por José Donoso en 1966 bajo circunstancias bastante particulares; es escrita durante la estadía del escritor en México, nada menos que en la casa de Carlos Fuentes, autor mexicano insigne del Boom Latinamericano y muy amigo de Donoso. Mientras escribía lo que creía sería una parte de El obsceno pájaro de la noche, surge la Manuela, que se convertirá en protagonista de El lugar sin límites.

La Manuela es un travesti, que vive junto a su hija la Japonesita en el prostíbulo que es propiedad de ambas, ubicado en el pequeño pueblo de El Olivo, cercano a Talca. Este burdel es administrado por la Japonesita, que sueña con el día en que llegue la luz eléctrica al pueblo, para así comprar un wurlitzer para el prostíbulo. 

La narración comienza un domingo, que puede ser un domingo cualquiera en el que la Manuela espera a Pancho Vega, un joven hombre que llega al pueblo a saldar una deuda con don Alejo, el oligarca del pueblo cuya codicia es ser el dueño del pueblo entero.

La novela se sitúa temporalmente en la vendimia, mostrando el lado oscuro de la fiesta del vino; los hombres borrachos, el patrón de fundo con poder y las prostitutas tristes y viejas.

Mientras la Manuela se arregla y espera a Pancho Vega, recuerda su trato con la Japonesa y cómo ella lo convence de tener un romance para pagar una apuesta con don Alejo, quien le regalaría la casa donde se encuentra el prostíbulo si ella es capaz de involucrarse amorosamente con la Manuela, convirtiéndose así, la Manuela y la Japonesa en socias (y dueñas) del burdel y padres de la Japonesita.


Donoso presenta en esta novela el poder y codicia de la oligarquía a través del personaje de don Alejo, hombre influyente que llega a ser senador y que cultiva falsas promesas para el pueblo, como el paso de la carretera o la llegada de la electricidad, ambos hechos nunca ocurren, haciendo que El Olivo se hunda aunque la Japonesita no pierde las esperanzas. En el otro extremo se encuentra Pancho Vega, quien se crió en la casa de don Alejo, quien representa una burguesía empoderada que ya no depende de otros como don Alejo.


Esta novela presenta una realidad antes escondida; es la primera vez que se trabaja con un personaje de las características de la Manuela, tal como lo hace Severo Sarduy en su novela¿De dónde son los cantantes? al año siguiente de la publicación de El lugar sin límites.

Donoso presenta extremos y también lugares en que estos opuestos convergen, haciendo compatibilizar diversos personajes y situaciones en un universo único que está ubicado en el lugar sin límites.


Fuente: http://www.guioteca.com/literatura-contemporanea/el-lugar-sin-limites-el-oscuro-escondite-de-jose-donoso/

Camila H. Castro - Sofía Sepúlveda.

¿Homosexualidad?



La “confirmación” de la homosexualidad de José Donoso fue un festín para los medios; críticos y académicos por igual confirmaron a su vez que Donoso hizo bien en guardar su intimidad para sí. De inmediato se propuso la relectura de sus obras desde una perspectiva homosexual, principalmente aquellas dos que más se prestaban para ello: El lugar sin límites y El obsceno pájaro de la noche. De un momento a otro José Donoso dejó de ser un escritor latinoamericano para convertirse en un escritor de literatura gay. En lo personal, nunca he podido deslindar a los autores de sus obras, soy de esos malos hijos de la licenciatura en Letras que se niegan a ser lectores estructuralistas. Mi acercamiento a cualquier obra literaria siempre ha tomado en cuenta su contexto general y sus condiciones particulares, porque para mí la literatura no puede separarse de la tradición en la que está inserta. Sin embargo, una obra literaria dialoga con todas las obras que le precedieron, y también con las futuras; dialoga con la Historia Universal, así con mayúsculas, y también con la historia particular de su autor, con sus lecturas, sus experiencias y sus angustias, no solamente con sus inclinaciones sexuales. La clasificación de la literatura por género o preferencias sexuales siempre será una mutilación lamentable.


Fuente: http://revistareplicante.com/la-tragedia-de-los-donoso/



Camila H. Castro - Sofía Sepúlveda.

José Donoso - El escritor

Desde sus inicios como escritor, José Donoso mostró claridad respecto a su proyecto literario: su obra se convertiría en el soporte de su propia biografía y él mismo no podría vivir fuera de ella. Así, cuando afirmó que su "diario de vida comienza en 1958", puso de manifiesto las coordenadas de toda su creación. Cada libro publicado, entonces, tendría que ser leído como un fragmento de su memoria.
Mostró inclinación por la literatura desde muy joven y sus incursiones iniciales en la escritura fueron como cuentista. En 1950 publicó su primer relato, "The Blue Woman", el que dio a conocer en Estados Unidos, mientras cursaba un Magíster en Literatura Inglesa en la Universidad de Princeton.

Su consolidación como autor fue con su primer volumen de relatos: Veraneo y otros cuentos, en 1955. Aunque fue con la publicación de la novela Coronación (1957) que la orientación autobiográfica de sus novelas se hizo evidente.
Tras la aparición de su primera novela, José Donoso ya imbuido en la vocación de escritor buscó otros territorios donde desarrollar su creatividad. Se dedicó a traducir obras de autores extranjeros y, luego, en 1960 se incorporó al equipo de la revista Ercilla, donde permaneció como columnista semanal hasta 1965. Ese año fue invitado al Writer's Workshop de la Universidad de Iowa en calidad de Lector Visitante. Permaneció por tres años, nutriéndose de la cultura norteamericana y conociendo a importantes escritores extranjeros. Durante esos años, tuvo que cumplir con compromisos editoriales y publicó en 1966 Este domingo y El lugar sin límites, novela que escribió en México durante su estada en la casa de Carlos Fuentes.
Su nombre ya consolidado en los circuitos literarios internacionales, pasó a formar parte de la nueva generación de narradores latinoamericanos, los que bautizados como la Generación del Boom, alcanzaron reconocimiento mundial.
El año 1967 significó un nuevo avance en su trayectoria literaria. En busca de nuevos horizontes, se trasladó a Europa, donde vivió por más de diez años. Esta época fue muy significativa para su obra, la que aumentó considerablemente gracias al apoyo editorial español. Allí, terminó de escribir El obsceno pájaro de la noche, publicó Historia personal del "Boom" (1972), Tres novelitas burguesas (1973), Casa de campo(1978) y La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria (1980). Además, fue distinguido con importantes premios de la cultura y su obra logró tener una difusión tanto en español como en otros idiomas.


Regresó a Chile en 1981 y publicó El jardín de al lado, novela donde aparece representado su deseo por volver al país. También, lanzó su única obra poética, la que tituló Poemas de un novelista (1981).
Los años siguientes fueron de mucha actividad. Pasó su tiempo entre Chile, viajes a Europa y a Estados Unidos, cumpliendo con invitaciones a congresos y asistiendo a homenajes. Para escribir siempre buscó un refugio. Así en 1985 se trasladó a Chiloé para escribir La desesperanza. Participó, además, de proyectos de teatro y cine inspirados en sus novelas y cuentos. En 1990, recibió el Premio Nacional de Literatura.

José Donoso, trabajó incansablemente hasta el final de sus días. A partir de 1990 escribió cinco novelas voluminosas y nunca paró de escribir, dejando incluso muchos proyectos literarios sin terminar, corroborando así su certera afirmación: "Yo no sé vivir fuera de la literatura".

Fuente: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3477.html


Sofía Sepúlveda - Camila H. Castro

jueves, 15 de octubre de 2015

Diamela Eltit: quiebre en el paradigma y el como enseñar "al otro" (hombre)



Esquema de la admiratio es común: el varón va hacia la dama, toma la iniciativa explícita, canta a su musa. En El cuarto mundo (1988) Diamela Eltit intenta romper este esquema. Obviamente no con un propósito meramente frívolo, sino con uno comprometido en disputar el objetivo (la objetividad) al poder del varón; es decir, a cuestionar la concepción del mundo que refleja el tradicional arte de amar. Discurso nuevo el de Eltit que adopta -para luego subvertirlo- el típico locus de enunciación asignado a la mujer en una sociedad patriarcal:
"es al interior de la familia en la que la mujer opera como oralidad, como murmullo para transmitir la ley institucional en un procedimiento ritual y ritualizante de roles y donde es posible vislumbrar el modo concreto en que la cultura administra los cuerpos y los roles de los cuerpos, con la misma elocuencia que propicia otras formas de circulación" (Eltit 1990: 2).
 Manual sentimental, entonces, que posee una taxonomía y un lenguaje con el cual se seduce y educa "al otro" (en este caso el varón), pero que también carga de "perversidad" la propia novela. Lenguaje sensorial, corporal, emotivo, que sigue sus propios instintos y tiene en la poesía su arma mejor: "Por primera vez debíamos hablar en forma clara y solamente emocional" (1988: 69)

El cuarto mundo se plantea como la historia de dos clases de parejas que ilustran, probablemente, el desenvolvimiento de todas las demás. El pasaje clave -justo al final de la primera parte- es aquel de las consecuencias que tiene el adulterio en la madre de los mellizos; allí esta mujer en soledad -lejos de la comprensión del marido y de la presencia del amante- es asistida por el mito y se le invita a percatarse (como Edipo) de una profunda verdad:

"Se creyó acompañada por la voz desgarradora y atómica de una mujer negra que le abría las piernas para llevarla al final, en un himno marginal y solemne […] Entendió que el placer era una combinatoria de afinidad de desperdicios y excedentes evacuados por el desamparo del mundo; entonces, pudo honrar a los desposeídos de la tierra, gestantes del vicio, culpables del crimen, actuantes de la lujuria" (1988: 77-8).



Entrevista a Diamela Eltit  http://www.letrasdechile.cl/Joomla/index.php/entrevistas/222-222


Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda

martes, 29 de septiembre de 2015

Famosa escritora acribilló a su amante en el aristocrático Hotel Crillón


María Carolina Geel, conocida escritora chilena, es el seudónimo utilizado por Georgina Silva Jiménez. Durante su época fue catalogada como una mujer controversial, tanto por su literatura, como por ser la protagonista de uno de los crímenes pasionales más conocido de la época.
En abril de 1955, la historia de Geel llenaba todos los periódicos nacionales, debido a que asesino a su amante, Roberto Pumarino, en el Hotel Crillón; fue un impacto enorme para la sociedad santiaguina. Fue condenada por este hecho a tres años de cárcel, escribió allí una de sus más exitosas novelas Cárcel de mujeres.

 Causando una gran impresión, esta novela abrió paso a una literatura oscura que se asemejaba tanto a la testimonial como a la de la ficción, afianzando la realidad de las mujeres encarceladas. 



Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda

viernes, 11 de septiembre de 2015

La disociación de Bolaño, entre la poesía y la narrativa

La obra de Bolaño, Los detectives salvajes, es considerada como un elogio y una parodia de las vanguardias latinoamericanas, debido a que se presenta una discusión constante. La discusión se basa en que Bolaño no acata los diversos esquemas de las vanguardias históricas, sino que se adueña de todo tipo de recursos –los posvanguardistas en especial-. Esto se puede validar a raíz de que el autor celebra la poesía mediante una novela, incluso es que expresa en 2666 “Toda la poesía, en cualquiera de sus múltiples disciplinas, estaba contenida, o podía estar contenida, en una novela”. El cuestionamiento que se plantea el autor del artículo, Rafael Lemus, es ¿por qué Bolaño no siguió escribiendo poemas en vez de novelas?

 La respuesta que plantea Lemus es que ya no puede escribirse poesía, pues el interés de los nuevos lectores se encuentra en la narrativa, en los diversos tipos de novelas; en Los detectives salvajes, sus personajes aseguran ser poetas, pero a lo largo de la obra no escriben ningún poema. En Los desiertos de Sonora ellos conocen muchos aspectos teóricos de la poesía, como qué es el verso libre o qué es una epanalepsis, los personajes conocen algunos términos y son capaces de entregar una definición, pero eso no los hace poetas.



Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda

viernes, 21 de agosto de 2015

La construcción de "la loca" en dos novelas chilenas



Este artículo intenta mostrar cómo se construye la identidad sexual y social del personaje “la loca” en dos novelas chilenas, El lugar sin límites de José Donoso y Tengo miedo torero de Pedro Lemebel. De este modo se establece un diálogo entre ambas novelas, centrado en los distintos efectos que tiene el vestido y el nombre como actos performativos tanto en el devenir de los(as) protagonistas como en las diferencias entre el deseo homoerótico sometido a los espacios y límites impuestos por la norma hegemónica, y ese mismo deseo que se niega a la exclusión y el rechazo. 

Para ello se han utilizado los

aportes de la teoría queer: 

--> Kosofsky Sedgwick (1998), 

--> Eribon (2001, 2004), 

-->Bersani (1998), 

-->Foucault (1990, 2001), 

--> Butler (2005, 2006)








Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-68482011000100006






Sofía Sepúlveda - Camila Castro

Pedro Lemebel: El corazón rabioso del hombre loca



En la Plaza de Armas de Santiago, en el corazón del centro, a media tarde, haciendo calle y buscando que alguna mirada ajena se quede en la propia, todos son jóvenes, todos son niñas. La loca joven, la loca pobre, el taxi boy y la loca entrada en años que camina como si algo que no son sus pies la deslizara sobre el suelo. Pedro Lemebel asegura que incluso la locas viejas, “esas que pasean al perrito” y que en España llaman carrozas, –“¿por qué aquí no tendrán un nombre?” – nunca dejan de serlo. Y suelta la risa y dice “sí es verdad, hasta esas locas viejas se tratan de niñas entre ellas”. 



Para Lemebel todas y todos son finalmente niñas. Eternamente niñas. “Las locas siempre son jóvenes. Hay algo de bonito en eso, y es que pueden tener 80 años y allí están con zapatos blancos en la Plaza de Armas a la pesca de algún gigoló de poca monta”.Alguno moreno, enjuto, de mirada torva, escolaridad incompleta, vocación hip hopera. Ignorante pero joven. Incluso Lemebel, que a veces se trata a sí mismo de vieja y de calva, se reconcilia rápido invocando al adolescente perpetuo que debe tener dentro.


El escritor chileno, narrador, autor de los libros de crónicas La Esquina es mi CorazónZanjón de la AguadaLoco Afán y de la novela Tengo Miedo Torero saca del closet de su escritorio el álbum de fotografías que testimonian un pasado con más pelo, cuando no usaba en la cabeza ese pañuelo que ahora es como una insignia. Lemebel se mudó hace poco. Su nueva casa está en un cuarto piso, un departamento amplio en el sector más codiciado del centro de Santiago. Una esquina frente al Parque Forestal, a metros del Museo de Bellas Artes y a diez minutos de caminata de la Plaza de Armas. Está en medio de lo que él llama gay town, y que, siguiendo en esa línea anglo, uno podría calificar de barrio trendy. Se mudó aquí en octubre, cuando decidió frenar la intensidad alcohólica en la que vivía desde la muerte de su madre.
“En este departamento no he hecho fiestas, poca gente lo conoce”, dice.






Hay un Pedro enojado, un Pedro amable y otro agresivo. Un Pedro confiado y otro suspicaz. Todos escurridizos, inasibles, que complican y aplazan las entrevistas, hablan sin hacer caso a las preguntas, escudriñan terceras intenciones y, sólo a veces, bajan la guardia. “No te asustes, mi estética es la sospecha”, dice para poner paños fríos a los efectos de su desconfianza. Entre cada uno de los Pedros hay muy pocas horas de transición. A veces, ni siquiera hay transición.
“Me cuesta identificarme con esos personajes que he sido. Decir que esa loca de camisa a cuadrillé y cara de inocente era yo. Evidentemente me puedo mirar con cierta piedad. Me cuesta armar el personaje de ahora con esos restos de memoria que tengo esparcidos en el ayer”



En esos años su sueño era llegar al centro de Santiago. El centro era la oportunidad de “triunfar y olvidar el percal, como dice el tango; me gustaba el límite misterioso y lujurioso del centro”. Pero ni en el barrio ni en el block ni en su casa creían posible que Pedro pudiera ir a la universidad ya que, a principios de los 70, la tasa de la población chilena que llegaba a cursar estudios superiores no llegaba al ocho por ciento. Si en las universidades los pobres eran una rareza, en las estadísticas generales eran mayoría, y esa mayoría no se educaba más allá de la enseñanza media. Para los padres de Pedro ya había sido una enorme conquista tener un lugar sólido y digno donde vivir.

Extraído de: http://ciperchile.cl/2015/01/23/pedro-lemebel-el-corazon-rabioso-del-hombre-loca/

Camila H. Castro - Sofía A. Sepúlveda

jueves, 20 de agosto de 2015

Las locas





"Las cosas nunca pasan porque sí"
"No seré la primera ni la última persona a la que le pase"


- Camila H. Castro Salgado.                                                         

"No importa lo que digan de mí...total, soy peor 
de lo que dicen"



- Sofía A. Sepúlveda Norambuena.







"Dos jóvenes y alocadas, en busca del camino que lleva a la felicidad..."